lunes, 6 de abril de 2015

Beatriz Hebling, poesía y prosa.


abrigo tu ausencia 
con mi insomnio 
en esta habitación 
de paredes azules
...y existes
en el silencio del teclado
del piano que te aguarda,
entre las hojas
del libro de Quignard
donde aún sueña tu asombro,
... y te presiento
sobre el desierto de las sábanas
donde la sombra de tu cuerpo 
enardecida
sigue enlazada a a la mía
untándome la piel, 
...y te imagino
adormecido
suspendido de mi 
como un racimo de uvas
en esta habitación 
de fuegos y de escarchas
...y escribo
a la luz del candil
y nacen los versos
que nunca te hube dicho
nacen
antes que todo se pierda 
en los pasillos del olvido
antes que me traspase el dolor
antes que en la estación anuncien 
la llegada del último tren 
y no regreses.
*beatriz"

Se buscaban siempre entre los tenderetes del mercadillo del pueblo.
Ristras de ajos colgando desde el cielo en el puesto de la gitanilla; frutos secos, afrodisíacos, pájaros de mal agüero y velas de la suerte en el almacén del brujo; sedas y linos para enfundar cuerpos de bellas damas que desfilaban por la tienda de la niña del pueblo; antiguas lámparas maravillosas y mágicas; hermosos donceles de bronces que alumbraron largas noches de lunas durmientes y placeres satisfechos. Y pócimas milagrosas para amores imposibles, brebajes para el desamor.
Y ella entre los pasillos.
Ella que esperaba oculta entre el colorido y el bullicio de la feria.
Ella rezando ante su virgen para que las horas se encogieran como los algodones de la tienda del turco.
Ella ansiando que llegara el día señalado en el calendario y que cubría con pañuelos de gasa para no despertar suspicacias, para que su virgen no la considerara una pecadora.Ella,. que esperaba ardiente el día miércoles.
Adornaba su cuerpo con fina lencería de estampado felino, pintaba sus labios con tinta de rosas exprimidas, se perfumaba con la esencia que destilaban las ramas de lavanda que también vendía la gitanilla. Sujetaba su melena con racimo de flores secas, y en los espejos desgastados de aquella chacarita se miraba. Estaba hermosa. Era hermosa
Y él llegaba aquel día. Caminaba entre las sombras de los pasillos de la feria.La presentía.Llevaba sus bolsillos cargados de sílabas adormecidas, de verbos no conjugados, de pronombres detenidos en el tú y yo, de adjetivos desorientados ansiando el instante de encontrar aquel cuerpo y acariciarlo con versos. Amarlo. Gozarlo. 
Nunca nadie supo de sus encuentros. Tampoco dejaron huellas los amantes. Sólo cuentan los sabedores de historias, que allí justo un miércoles, nacíó la poesía
* beatriz* 2007.

1 comentario:

  1. mis textos en tu casita embellecen. Acaso se percatan de tu pasión por la palabra....Gracias Rossina-.

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